17/5/11

Néstor te odio, o ¿Por qué no soy un militante?, o ¿Cuánto le interesa a Usted la política?

              no estoy de acuerdo con la metáfora deportiva que generalmente se aplica al sexo; sin dejar de ser una actividad atlética, el sexo también es una actividad intelectual,  y en ese sentido se parece más a una conversación
            estas “conversaciones”, por supuesto, pueden resultar muy subidas de tono, y ahí es cuando se parecen a un deporte: su versión extrema se llama pornografía; pero ese aspecto deportivo-pornográfico es el más inmediatamente accesible, es el nivel más básico
            el sexo, como la conversación, puede pasar por una infinidad de aspectos diferentes, siendo su versión hard-core uno sólo de todos los matices, que por lo demás no son excluyentes
            muchos aceptan la idea de que es posible predecir (no voy a discutir las probabilidades de acierto) la capacidad sexual de una persona a partir de su comportamiento físico cotidiano, cuando baila por ejemplo; sin desestimar esta información que me parece correcta, es oportuno señalar que las personas delatan mucho más su manera de coger cuando hablan
           nadie es capaz de coger fuera del registro tonal de su propia voz (esto es a la vez inexplicable e irrefutable), y por otra parte es evidente que existe una conexión, una sintaxis compartida, entre la manera de hablar y la manera de coger de las personas, tal vez paralela a una correspondencia entre el desempeño físico (en el sexo como en cualquier otro ámbito) y la sinapsis
            cualquiera que haya conocido un buen orgasmo debe reconocer que esa maravilla física tiene repercusiones inmediatas sobre la conversación dentro de la pareja; esto se nota muy especialmente al principio de las relaciones, cuando el desconocimiento del otro es equivalente tanto en el sexo como en la conversación: la intimidad de la pareja abreva en esas dos corrientes que crecen juntas, sostenidas una en la otra
            ¿se puede suponer entonces que suceda una influencia inversa? ¿que sea la conversación la que repercuta sobre el sexo?, todo es posible: incluso provocar un orgasmo por medio de la palabra, y no se trata de un invento del kamasutra, hay un negocio montado alrededor de esto gracias a que también  funciona por teléfono
            sobre el final de las relaciones, es muy común que la tormenta de disputas verbales venga acompañada por inconvenientes de alcoba de todo tipo, incluso es palpable tanto en el sexo como en la conversación el mismo tono de hartazgo, la misma pérdida de la paciencia (lo que no es determinante, pueden suceder relaciones de odio verbal intenso y opresivo que mantengan siempre en alza su aspecto físico, sin duda las peores)
            hablar es el ejercicio continuo de darle sentido al mundo, o a la realidad que nos rodea, o lo que sea: hablar es dar sentido, construir sentido; conversar es construir ese sentido entre dos (o más); coger se relaciona con hablar y con conversar, supongo, me gustaría creer, a través de esa construcción del sentido: coger es expandir ese sentido construido en la conversación a otros ámbitos de la experiencia
            al revés: la conversación de las parejas cambia notablemente a raíz del sexo porque el sexo es otra manera de dar sentido, de construirlo

            una vez me di cuenta de que me iban a dejar durante una discusión sobre Nestor Kirchner, así que al bizco lo odio por razones personales, desde que me quedé sin mi mejor polvo


2 comentarios:

marina. dijo...

Durante un tiempo tuve la teoría de que la manera de coger de una persona tenía que ver con la experiencia. Después pensé que tenía que ver con la edad, o con la forma de moverse o con si hacían ejercicio o no. Ahora pienso, y estoy bastante segura, de que no tiene que ver con nada de eso. Tiene que ver con la manera de hablar de la persona, pero no de cualquier tema, con la manera de hablar sobre sexo. Créalo o no, hay muchos pibes que no les copa el sexo (!?!?!?!?). Sí, les gusta, lo disfrutan, lo hacen, acaban, etc., pero no les fascina, no les parece increíble, no les apasiona y te das cuenta por como hablan de eso. Hay otros que les gusta mucho, y están obsesionados con el s-e-x-o, pero no les apasiona, no se deleitan con el dar y recibir placer. Y están aquéllos, a los que les parece lo más increíble, algo de otro mundo, que son curiosos, que les gusta probar cosas, que son creativos, que además siempre quieren aprender. Esos fueron los mejores chongos de mi vida.

Lucia dijo...

Gonzalo, te banco a morir!!!