22/3/11

café

 "los seres que hemos amado conservan de nosotros
el abrazo de los sueños y son, para nuestro corazón, 
un misterio de duda, de lamento y de desesperación"
D'Aurevilly



            en este café conocí a la chica de los ojos verdes (las hydras, la chica de las hydras), y desde la ventana veo el edificio en donde me crucé por primera vez, un poco más tarde, con la madre de mis hijos, y después -o antes, la historia no es tan sencilla- con la morocha lunar que me quemó la cabeza (definición grosera, pero exacta)
            pasaron, también en este lugar, muchas otras cosas, pero esas tres mujeres que persisten en el recuerdo (y no solo en el recuerdo), que se yuxtaponen en el tiempo y en la memoria, hacen evidente algo no tan fácil de reconocer a simple vista: nunca somos uno, nunca somos el mismo
            el fantasma de las personas que amamos es indistinto del fantasma que fuimos; en el estado de enamoramiento (si es que eso existe) el sujeto de nuestro deseo se mezcla con nuestra imagen de nosotros mismos en relación con ese sujeto; el contacto con el otro nos despierta una versión de nuestro “yo” que muy probablemente no hubiera existido sin ese contacto, y que desaparece junto con la desaparición del otro, con el paso del tiempo, con la disolución de la memoria
            perder a alguien es perderse de uno mismo, una pérdida irreparable en cuanto ese “yo” distinto que somos en el otro, es esencialmente una creación del otro, una pertenencia del otro, una versión íntima de nosotros mismos de la que no somos dueños, que no podemos controlar de ninguna manera y que no se encuentra jamás a disposición de nuestra voluntad
             cabe destacar, además, que ese estado de enamoramiento (de nuevo: si eso existe) tiene la potencia de germinarnos, de manifestar lo mejor y lo peor de nosotros, de poner a flor de piel nuestros claros y oscuros más extremos, de manera sucesiva y/o simultánea, y dolorosa, y memorable; esto es así porque en torno al amor se anudan los tres factores fundamentales de nuestras estructuras emocionales: el sexo, la palabra y la muerte; el amor es, entonces, un tirano, un titiritero que nos domina ejerciendo sus potencias sobre esas tres riendas
            el sexo: hablar del sexo es profanarlo, porque el sexo comparte con la muerte su naturaleza inefable; toda la fuerza ciega de nuestro cuerpo encuentra en el sexo la más incontrolable de sus manifestaciones, la más irracional, la predominante; antes de mencionar ninguna palabra, antes de establecer ningún tipo de juicio o prejuicio sobre el otro, antes de asumir ninguna posición intelectual, antes de la aparición de ninguna idea, el sexo es el indiscutible punto de apoyo sobre el que los cuerpos plantan su bandera y exploran el terreno, determinando indiscutiblemente y en lo sucesivo toda la historia del encuentro entre las personas
            sobre esa piedra fundamental vendrán las construcciones más o menos caprichosas, artificiosas, espontáneas o naturales que posteriormente se propongan, pero ese fondo quedará establecido de manera insoslayable; una relación que fracasa veinte años más tarde, con ojo sagaz y sinceridad de conciencia, podría haberse prevenido en su mismo origen si se le hubiera prestado atención a la voz única que surge del encuentro de los cuerpos, un encuentro que no necesariamente deberá ser genital, una voz que nace del simple contacto de las manos, de la manera de distanciarse o acercarse en los asientos alrededor de una mesa, de la manera de coordinar el paso a través de una puerta, de la complicidad de las miradas, del afecto que despiertan en la memoria los olores, etc.
            contrariamente a lo que recomiendan dos mil años de civilización y atendiendo a estos argumentos, tal vez la mejor manera de iniciar una relación, un contacto con una persona extraña y ajena, sea comenzar por el sexo, con mayor o menor presencia genital, según sea el caso y el gusto de cada uno, pero mucho antes de las palabras, antes de la timidez y la vergüenza, antes del chat, antes de la cerveza y el bar: primero el coito y, si eso funciona, el resto
            no debería sonar tan delirante la propuesta, todo el mundo le reconoce y le endosa esta responsabilidad al primer beso, pero así y todo sabemos que el beso puede engañarnos y corremos un riesgo, y en todos los casos en que ese riesgo se confirma es demasiado tarde: para cuando sucede ese beso, ya hemos abierto previamente la boca para hablar, y la palabra es la más traicionera de las compañeras, el más artero chivo expiatorio, el más traidor de los desertores
              la palabra: en nuestras relaciones amorosas (lo sé, suena ridículo, pero no se me ocurre otra expresión) la palabra es el puente de arena que tendemos entre el sexo y la muerte, un puente predestinado a desintegrarse con el primer golpe de olas, arrastrado por una marea que, sólo por el gusto de exacerbar la metáfora, puede ser comparada con el tiempo; en este contexto el lenguaje es sometido a la más dura de las pruebas, y su destino irrevocable es el aplazo: porque le pedimos a la palabra que nos sostenga idénticos, que preserve nuestras identidades, para perpetuar el idilio, para que el puente nos permita transitar el camino del sexo a la muerte con pasos seguros, pero todo lo que tenemos como herramienta es el “yo”, ese monosílabo lleno de nada, absurdamente inepto para representarnos, la más pura, simple y básica de todas las ilusiones
            el amor por el otro cuenta, entonces, con un único medio de sostenerse, y es ese medio el que lo predestina al fracaso; en el momento que se despierta el máximo interés por mantener un “estado de cosas”, una identidad (que es el “yo”, nuestro “yo”, del cuál alguien más se ha enamorado) nos encontramos con que ese estado de cosas es frágil hasta la locura, es ingobernable, es ajeno a nosotros mismos; y esto también nos sucede por la vía contraria, porque nosotros también nos enamoramos de un “yo” intrínsecamente inestable, insostenible, metamorfo y ambiguo; y el mismo material de esa ambigüedad, el lenguaje, es el que utilizamos para conciliarla, para restituirla, para perpetuar la ilusión de que somos uno y el mismo siempre, la ilusión de que el otro es uno y el mismo siempre
            la palabra se transforma entonces en un contaminante, en un veneno espeso con el que intervenimos al otro y con el que nos intervenimos a nosotros mismos en el afán de sanarnos, de curarnos del paso del tiempo, y sólo alcanzamos calmas aparentes, espejismos multiplicados, laberintos que prometen indefinidamente una salida, postergándola siempre
            entonces la muerte: volvemos a encontrarnos con lo dicho al principio, la pérdida del “yo” que fuimos para otros, del “yo” que otros han sido para nosotros; las muertes más o menos parciales o totales que sufrimos sin cesar a lo largo del camino, que nos van alejando irremediablemente de lo que fuimos, hasta transformarnos en nuestras propias versiones irreconocibles e irreconciliables con el pasado
                frente a estas muertes parciales la otra, la orgánica, es una muerte sencilla; en la muerte orgánica no hay que presentarle batalla a la memoria, ni a la psíquica ni a la física, que es casi peor que la primera; la pérdida o la muerte del que fuimos en el otro puede convertirse en una pesadilla interminable, puede doler hasta lo inexplicable; intentamos rodearla de palabras (explicaciones, justificaciones, racionalizaciones de todo tipo) y de sexo (ocasional, formal, prostibulario, orgiástico y popular) y nada parece capaz de dar resultados positivos
                es que pedimos lo imposible: que el otro vuelva a ser el “yo” del que estábamos enamorados, siendo que nosotros mismos ya somos otro
           
            en este café, en el edificio de enfrente que veo ahora por la ventana, fui muchas personas y seré todavía muchas más; la identidad se diluye sobre el tobogán del tiempo, en un viaje lleno de falsas verdades donde la única certeza es el vértigo, pero el vértigo no se comparte
           
           


15/3/11

retirada elegante y salida con gracia II

            no tengo el hábito de debatir contra seudónimos, no me despiertan ninguna confianza los argumentos que se tiran como piedras por arriba de una tapia para después salir corriendo, no me agrada la gente que se enoja gratuitamente, y mucho menos la que se mete en la casa del vecino con su enojo como único argumento, y hace sus chanchadas a escondidas
            como verán, y en contra de esa actitud mezquina, mi blog (desde hace ya más de cuatro años) está acompañado por una firma y una foto, lo que indica que me siento responsable por todo lo que aquí figura; por esto mismo, creo necesario hacer un par de aclaraciones sobre el post retirada elegante y salida con gracia y los comentarios de “Ángeles” y “Néstor Kirchner” (para aquellos curiosos interesados en conocer los argumentos de mis detractores, pueden leerlos al final del aquel post), a saber:

            cuando escriba una crítica del concierto les aviso; mientras tanto, no estaría de más aclarar que esto no fue una crítica de un concierto, por la sencilla razón de que no hubo concierto que merezca una crítica de ningún tipo (lo que si merece mis comentarios en términos críticos/estéticos no lo publico en este blog, de eso nos ocupamos en otro espacio: www.libroscopio. wordpress.com)
            de arte contemporáneo charlamos cualquier día que tengan ganas, debo confesar que no se trata de un tópico relevante entre mis intereses personales; por otra parte, y como cualquier gil que anda por ahí, tengo muy en claro qué es una estafa y una tomadura de pelo sin el más mínimo sentido estético, de eso podemos hablar por extenso cuando quieran, fui a ver una obra al colón hace poco que me viene bárbaro como ejemplo ;)
            en el universo de la democracia emitir una opinión no es faltarle el respeto a nadie; suponer que cualquier opinión sobre un “suceso artístico” (con perdón por las merecidas comillas) es una falta de respeto por el solo hecho de que sea una opinión negativa, es síntoma inequívoco de clausura mental y resentimiento, inseguridad personal y falta de profesionalismo; nada qué decir tengo, está claro, sobre la idea que un artista tiene de su propia obra, si sólo espera cosechar críticas positivas y se enoja con las adversas
            en ese mismo universo democrático, es cierto que está muy bien y resulta indiscutiblemente positiva la apertura de todas nuestras instituciones culturales a los más variados “espectáculos” (comillas nuevamente, lo siento); para el caso de que no les haya quedado claro: eso mismo dice el post del que se quejan; agrega, además, que en algunos casos es mejor cuando esos espectáculos le suceden a otro; y aquí vuelvo a disculparme, reconozco que se trata de una opinión personal y no estoy dispuesto a negociarla, la misma democracia que le abre las puertas a esos “espectáculos” (ups!) me autoriza a evitarlos con todo mi empeño
            y les recuerdo: tuve la delicadeza de no emitir juicio de valor moral o estético alguno sobre la “obra” (!), se trata de un post personal y exclusivamente dedicado a ciertos sucesos que me ocurrieron en determinada situación, no hay una sola opinión sobre la calidad y el trabajo de los “artistas” (de nuevo, lo siento tanto!), ni sobre su desempeño
            tal vez debiera hacer una mención en particular para el público que presenció el… (no quiero poner más comillas), pero creo que alcanzaría con recomendarles un cuento, se llama “el traje nuevo del emperador”, pueden aprender una valiosa lección en esas páginas, incomparablemente mejor representada que en cualquier explicación que pudiera dar yo por mi parte
            mientras tanto, no me queda más que agradecerles a mis interlocutores anónimos: han duplicado el caudal de visitas a Costa Negra de esta semana

           

11/3/11

creep town 11 03 11

           hay incluso un chino pintoresco en el decorado, como a propósito para que todo resulte memorable. me hace acordar a una foto de Gilbert, un tipo con la nube de humo del cigarrillo que tiene en la boca, y el humo parece que le sale de la cabeza
            no pasa nada si no te enamorás esta noche, aunque sea una noche perfecta para enamorarse, y seas un total discapacitado para andar sin mina, y a veces te cuesta aceptar que alguna no te gusta, y esperás cogértela igual porque te nace un prejuicio contra la abstinencia, y tenés no se qué especie de reminiscencia religiosa. la pija se te pone dura con cualquiera, después hay que dar la cara y no es lo tuyo

            es un bar de tarados, hasta hay dos tipos que hablan de borges. uno dice yo igual prefiero a borges. me llama la atención la gente que dice “yo” cuando no hace falta. con eso y todo es el mejor bar de mar del plata. y me parece fantástico. es un calor en los dientes. con música. y de la buena. dolor de cigarrillo. pero me gusta
           una definición de “depresivo” o “deprimente” sería: atrapado por la burocracia. no nos pongamos agresivos. sigámosle la corriente al mundo. total la música me encanta. ¡y las letras! lo bueno es que no cantan. pero esta noche tengo amigos, y la música es un acertijo espantoso, que te alivia. las drogas también alientan, siempre que se mantengan dentro de cierta medida, que nunca alcanza
           
            nos escapamos con la moto y fuimos gardel, sobre ruedas. pero nos sacamos el casco y no había nadie. y estábamos en la penumbra. barrio pobre. frío desagradable
            eso lo contó gustavo, esta noche, mientras nos reíamos. gustavo me hace pensar que la mejor manera de conocer a la gente es circunstancialmente y sin ningún tipo de garantías. el azar te mata del aburrimiento o de la buena suerte, para el azar todo es indistinto

            el mundo está guionado, y casi nunca nos damos cuenta, pero a veces lo vemos. ahí se pone bueno. no lo vemos muy seguido. así funciona siempre

            la música te hace correr la cabeza como agua y todo parece maravilloso, aunque no es cierto, pero no importa
            visto desde afuera es como si todo el mundo estuviera cansado, y les doliera la espalda, con las patas sucias y la angustia
           
            de golpe no tengo amigos. y el día es hermoso. qué lindo está afuera. un sol como no se vio nunca.


7/3/11

retirada elegante y salida con gracia*

estas instrucciones explican cómo resolver una situación incómoda y evitar algunas desgracias (perfectamente prescindibles) de este mundo

situación: espectáculo teatral (o similares), con amigos y familiares en ambiente progre, de vanguardia, encuentro de arte contemporáneo, etc.; la obra se transforma repentinamente, más allá de todas nuestras expectativas, en un bodrio insufrible, atentatorio contra el delicado equilibrio mental de la gente feliz y saludable

primera advertencia: ante el riesgo de sufrir un ataque de pánico, recuerde asistir a los agradables espectáculos públicos que nos depara nuestra sociedad democrática y progresista, con el adecuado botiquín de emergencia (rivotril, clorazepam, y/o cualquier ansiolítico fuerte)

segunda advertencia: las frases que aparecen destacadas en bastardilla y entre paréntesis NO DEBEN MENCIONARSE NUNCA EN VOZ ALTA, se hacen figurar con el único propósito de prevenir al usuario de estas instrucciones

1. síntomas (me siento secuestrado)
1.a. aturdimiento, sudoración fría, dolores cervicales, descompostura, regurgitaciones y arcadas
1.b. sensación de encierro, asfixia, soledad infinita, imposibilidad de comunicarse con otros miembros de la raza humana, desorientación, pérdida del sentido estético
1.c. utilice inmediatamente el botiquín de emergencia
1.d. si no cuenta con los medicamentos adecuados, recurra a la generosa asistencia de un amigo
1.e. si está sólo, espere a ser retirado por el personal del teatro (ruegue para que alguien se apiade de usted)
1.f. sonría

2. procedimiento (estoy convencido de que todos los presentes en ese teatro fuimos impunemente insultados en nuestras caras)
2.a. no mire a nadie a los ojos, respire profundo, reúna sus pertenencias, párese, retírese
2.b. no mire atrás mientras se retira
2.c. no piense en los artistas, ni en el público, ni en sus amigos y/o familiares mientras se retira
2.d. recuerde siempre: afuera lo esperan el aire fresco y la libertad de hacer lo que se le antoje
2.e. recuerde siempre: las naturalezas delicadas se ven forzadas a preservarse de la enfermedad de las personas
2.f. sonría

3. en el exterior (es imposible distinguir a los enfermos de los enfermos, o a ciertos artistas de sus espectadores)
3.a. una vez afuera: siéntese, relájese, serénese; si fuma: fume (intente hacerlo moderadamente), compruebe el estado de sus nervios alzando una mano a contraluz y observando sus propios temblores; no estará en condiciones de interactuar con otras personas hasta que esos temblores desaparezcan (si cuenta con un espejo compruebe el estado de su cutis: palidez, ojeras, transpiración, babeo continuo, etc.). Contener los temblores y recuperar el equilibrio general puede demorar entre cinco minutos y varios meses, dependiendo de la calidad del espectáculo
3.b. recuerde siempre: en la mayoría de los casos se encontrará mejor a la mañana siguiente, pero desde el momento en que abandone la sala estará a salvo
3.c. recuerde siempre: es democráticamente indiscutible que ciertas formas del arte sucedan, pero a veces es mejor que le sucedan a otro
3.d. aproveche las maravillas del progreso y la civilización: recurra a la tecnología de avanzada en el campo de las comunicaciones para mantenerse en contacto con sus compañeros en el interior del teatro sin correr el riesgo de volver a entrar (léase: telefonía celular)
3.f. sonría y salude amablemente (no será el único que abandone el teatro)

4. disculpas (nuca me sentí tan alevosamente estafado en toda mi vida, nada en este mundo me resarcirá de semejante sufrimiento)
4.a. la siguiente es una lista de mensajes de texto para enviar sin interrupción hacia sus congéneres cuyo grado de perversión y masoquismo mantenga abotonados a sus respectivas butacas en el interior del teatro:
* “esto es genial, estoy emocionado, necesito despejarme un poco para no quebrar en llanto”
* “no se preocupen, la noche es muy agradable, los espero encantado”
* “muchas gracias por invitarme, siempre es una experiencia distinta y muy simpática participar de estos experimentos”
* “me voy a dormir, mañana trabajo, lamento mucho perderme el final, ¡que lo disfruten!”
4.c. estos mensajes pueden utilizarse personalmente, en ese mismo momento, con las personas que lo asistan preocupadas, o al día siguiente, cuando vuelva a mirar a los ojos a todos aquellos de sus conocidos que decidan tolerar la tortura completa, con espíritu estoico y valiente
4.d. absténgase, en lo sucesivo, de opinar sobre el espectáculo
4.e. recuerde siempre: nadie puede obligarlo a regresar
4.f. sonría


* Teatro Colón de Mar del Plata, semana del arte contemporáneo, Domingo 6 de marzo a las 0.30 hs. Concierto: "Mene Sabasta". Entrada General $ 20.-