9/1/11

papel-realismo

para C. B.

algo sobre los libros en lo que tal vez no habías pensado o que quizás no hayas visto

los libros vienen en packs de plástico: paquetes de 10, 5 o 2 ejemplares (si son gordos), 15 o 20 y hasta 50 (si son flacos); plástico y cartón, cajas de cartón, horas y horas y horas de hastío y embalaje; porque a efectos de distribución y reparto los libros son considerados en razón de su peso y tamaño, exclusivamente

si alguien solicita un Borges y dos Lacan son dos kilos ochocientos gramos, y un Luisa Hay y tres Bucay son dos kilos ochocientos gramos, y una guía de calles y doce calendarios son dos kilos ochocientos gramos

para cada libro
muchas manos
manos en la imprenta
manos en lo depósitos
manos en las góndolas
manos en las bibliotecas
manos que empaquetan y desempaquetan
manos que acomodan y desacomodan
manos que llevan y traen y ponen y sacan
sumando muchos más dedos y tacto
que ojos lectores

un libro es cualquier libro, una Biblia, 5000 ejemplares de la edición latinoamericana de San Pablo con sus tapas verdes, rojas o azules (para hacerse notar en el escaparate) plastificadas (para las manos sucias y la mochila escolar) en paquetes apretados, mientras el peón del flete los revolea con artístico movimiento como una acrobacia hasta llenar la caja del rastrojero: su mejor momento

“20 grandes éxitos de Green Peace” en formato cartoné, ilustrado con buen gusto y papel de Botnia, un libro de cocina, catálogos de lencería y habanos, antología de fotógrafos holandeses del siglo XIX, la historia del capitalismo agrario  pampeano, manual para la depilación de la entrepierna, souvenirs de cumpleaños y día de la madre

cuando la editorial se harta de venderlos a precio de asalto remata el lote por cincuenta centavos a costo prorrateado de papel descarte

la palabra clave del libro es: “consignación”

las virtudes contantes y sonantes del libro son:
que no paga impuesto al valor agregado
que la promoción de la cultura es el mejor discurso publicitario
que debemos fomentar la lectura entre los niños
porque son el futuro (cliente) de la industria

el sujeto clave del libro no es el editor, ni el autor ni el lector que sólo interesa porque/cuando compra; del mercado dispone un gerente de ventas que con suerte habrá hojeado algunos libros sobre parejas que se divorcian por allá cuando el fracaso de su tercer matrimonio

algunos piensan (todavía) otras cosas sobre los libros, pero son como Clarisse o Guy Montag: extraviados a los que les costaría organizar un buen argumento para oponer a las estadísticas de venta de Harry Potter

los sabios y los eruditos sólo pueden ver el mundo en el horizonte mientras arde y no encuentran nada para hacer

dicta el consenso general (irrefutable como el destino) que los libros se juzgan por la tapa y todo lo demás también

Bernard Shaw
decía que el dinero
es el sexto sentido
(querido Bernardo
Dios sabe que en lo
hondo de mi
alma estoy de acuerdo)
y nadie se lo tomó más en serio
que el Señor Librero, quien
nunca leyó
“la profesión de la Señora Warren”
con la que comparte mucho
más de lo que imagina

2 comentarios:

Carolina Bugnone dijo...

me gusta

Pablo Hernández M. dijo...

Mierda! es de lo mejor que he leído hace tiempo, empataste con los mejores